Ser uno de los teléfonos más finos del mundo no está reñido con la reparabilidad. El Samsung Galaxy S25 Edge acaba de demostrarlo
El nuevo teléfono ultrafino de la surcoreana Samsung ya está en el mercado tras una larga espera desde que salieron los Galaxy S25. Este Galaxy S25 Edge ha sido la vuelta de una tendencia, y puede ser el inicio de otra, que eso sí, no se ha llevado la etiqueta de "el más fino del mundo". Contra todo pronóstico, sí que goza de una construcción que permite abrirlo y reparar sus componentes.
Que sea muy delgado no implica sacrificios en su reparabilidad, justo lo contrario a su batería de menor capacidad. Y eso que desde Samsung aseguran un teléfono sin concesiones. Sea como sea, ya han comprobado cómo de reparable es, algo que va ganando relevancia dada la normativa europea y el nuevo sistema de etiquetado.
El Galaxy S25 Edge tiene un grosor ínfimo, pero eso no dificulta su reparación

Por ahora, parece que la nueva variante enfocada en el diseño se quedará por algunas generaciones más, a pesar de los informes que apuntan a una reducción en la producción del Galaxy S25 Edge. Pase lo que pase, en este debut, podríamos pensar que su enfoque dificultaría otros aspectos como su capacidad para ser reparado: por suerte no es así.
PBKreviews ha desmontado el smartphone en un vídeo que demuestra, además de una construcción milimétrica, que es bastante reparable. Cualquiera con un poco de maña y conocimiento, puede sustituir componentes que se degraden con el paso del tiempo, por ejemplo la batería.
Este canal de YouTube asigna diferentes notas según cada aspecto: a nivel global otorga a este dispositivo una puntuación de reparabilidad de 8,5 sobre 10. Si comparamos con el resto de integrantes de la familia, nos encontramos un modelo base que obtuvo un 9/10, lo que significa que el diseño ultrafino del S25 Edge no hace que sea más complicado de arreglar.
Según PBKreviews, para desmontar el teléfono no hay que seguir un proceso distinto: es el mismo que para la mayoría de smartphones actuales con diseño unibody. Es decir, primero se retira la bandeja de tarjeta SIM, luego hay que extraer la trasera aplicando calor. También posee tornillos philips, y en su interior habrá que quitar un par de flex para reemplazar su batería.

Las notas pormenorizadas hablan por sí solas: 1,5/2 para el diseño, 1/2 para el reemplazo de pantalla, 2/2 para el de batería y 2/2 para la disponibilidad de piezas. Hay algunos datos interesantes en el vídeo:
- Las cubiertas de las lentes de la cámara se pueden reemplazar individualmente sin desmontar todo el teléfono.
- A diferencia de modelos anteriores que usaban almohadillas de grafito, este dispositivo utiliza pasta térmica entre la placa base y la cámara de vapor para una mejor disipación del calor del procesador (puedes verlo en el minuto 04:51).
- La cámara de vapor, visible al retirar la batería, se extiende por debajo de esta y de la placa principal (minuto 06:24).
Si estabas pensando en adquirirlo pero creíste que su diseño dificultaría repararlo en un futuro, puedes lanzarte sin problemas: apenas se distingue de cualquier otro teléfono actual del mercado. De paso, Samsung confirma que no hay concesiones en este apartado, que por cierto, deberá prepararse para lo que viene en el futuro.
Imagen de portada | Javier Penalva para Xataka (con edición)
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Ser uno de los teléfonos más finos del mundo no está reñido con la reparabilidad. El Samsung Galaxy S25 Edge acaba de demostrarlo
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Pepu Ricca
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